lunes, 31 de agosto de 2015

Manifiesto de la Vitupera Fujoshi

El Manifiesto de una Fujoshi Crítica




No es novedad que yo misma me declare fujoshi o una fanática de la homoerótica masculina japonesa (y si no lo sabías, pues será porque sabes poco de mí). Como consumidora de éste tipo de productos por tantos años, simplemente terminé por volverme más selectiva con lo que leía, porque repentinamente los temas de romances escolares se reproducían como conejos, los chicos pasivos con cara y cuerpo de niña dañaban mis marimachos ojos, los personajes de diferentes autoras mantenían un mismo patrón de conducta (estereotipándose en el proceso) y el único componente importante en todos los mangas era (y es) el sexo. Con lo último dicho es ya una aclaración sobradamente obvia, puesto que el yaoi como tal nació de las antologías o doujinshis sin argumento ni psicología de personajes, su único objetivo eran las relaciones sexuales entre personajes masculinos reconocidos del Shounen o Shoujo. Lo crudo y duro, por ello mismo las palabras "YAma-nashi" "Oshi-nashi" e "Imi-nashi" (Sin clímax, sin conclusión, sin sentido) se abrevian como YAOI. [No quiero extenderme con clases de educación, para otras dudas está wikipedia: es.wikipedia.org/wiki/Yaoi ]

Con ésto aclaro que, aunque somos muchos quienes leemos éste tipo de mangas, lo cierto es que no todos damos primer salto por la portada con vagas señales de sexo gay para devorarlo (Aunque yo sí hacía eso de quinceañera, jajaja), sino que repentinamente a uno se le ocurre leer la reseña, calificar si el dibujo entra dentro de su gusto personal e incluso si la personalidad de los protagonistas le parece convincente o atractiva.

En los últimos años mi estado como lectora de mangas ha sido menos constante en cantidad y frecuencia, no tanto por falta de interés sino por percatarme de que las historias parecen perder su propio encanto, y no es tanto que lo pierdan sino que mi perspectiva sencillamente ha cambiado. Ahora ya no puedo leer mangas sin cuestionar todo lo que lo compone, desde el dibujo hasta la coherencia argumental o que repentinamente me pregunte el porque tal personaje dijo ésto en tal situación si anteriormente dijo otra. Tal vez esto para otro camarada fujoshi/fudanshi, que prefiera entregarse a la historia de un amor "platónico" entre hombres, mi situación le parezca incómoda o desagradable, pero no es que yo lo sienta así realmente, sino que en realidad aprendí a disfrutar de observar y analizar lo que leía. Por más que haya leído shoujos o shounen, el yaoi o Boys Love sigue siendo mi preferido para leer.



Yo creo que los mangas shounen-ai o yaoi pueden ser igualmente disfrutables a un nivel argumentativo y psicológico, pero lo cierto es que pocos mangakas se han empeñado en ofrecer ese tipo de experiencia a sus lectores, no sólo eso, sino que varios mangakas han ofrecido buenas ideas para desarrollar los amores y amoríos homoeróticos, pero por falta de intención ésta idea no crece ni se vuelve algo importante que pudo haber hecho algo más por la historia que un mero cartón de escenografía.

Por eso mismo me he planteado lo siguiente, que si tengo la oportunidad de compartir una opinión en base a mi crítica personal me gustaría que fuesen de los mangas yaoi. Porque en lo personal, considero que es un género que puede ser bueno y superar el estigma que tienen en las comunidades otaku de habla hispana, en dónde se le asocia con el romance absurdo masculino y el sexo sin sentido; mientras que fujoshis/fudanshis somos definidos como fangirls/fanboys obsesas/os que "deforman" la integridad simbólica y psicológica de los personajes masculinos no pertenecientes al género, no obstante se proliferan doujinshis explícitos de ellos.

Yo no voy a negar que lo hago, yo empecé leyendo doujinshis yaoi de Shaman King, Beyblade y Fullmetal Alchemist; pero la realidad aquí es que el anime/manga es un producto de consumo capitalista, y por lo tanto todos sus personajes son objetos que pueden usarse libremente con el propósito de que se vendan a cualquier mercado... ¡Aquí lo importante es el dinero, gente! Pero mi punto aquí no es hablar del sistema capitalista japonés y su fanservice, sino explicar un poco la situación del porque hay esa libertad para "transgredir" la figura de los personajes masculinos en los mangas shounen/shoujo. Ésta libertad y apoyo a que se masifique, por parte de las imprentas y los fansub que lo traducen a nuestro idioma, es razón por la que nace un fandom al que no se le definen límites y que tras su primer bocado se siente hambriento por más. La comunidad fujoshi/fudanshi, vaya.

Dado que muchos de éstos mangas se especializan en "alimentar" lo más instintivo y emocional de sus lectores (con sexo y amor), no es de extrañar que a la primera lo que menos le importa sea el argumento o contexto, porque es un público habituado a ser satisfecho emocional y sexualmente. Por supuesto, sólo me refiero al público como masa consumista, ya que existen fujoshis/fudanshis que se enfrentan a una maduración como lector: les permite ser exigentes con lo que leen y que necesiten más trasfondo y argumento que sexo y amor irracional.

Es por eso, que como proyecto personal me planteé hacer reseñas de mangas yaoi, tanto para los que saben del tema como para los que no, a fin de cuentas lo que más critico es el contenido y no el género. Todo trabajo tiene algo que aportar a quien bebe de él, y a veces puede ser trago amargo, un sabor agridulce o un empalagoso bocadillo.

Ahora bien, mi intención no es la de imponer mi punto de vista como única línea de crítica u opinión a un manga yaoi. Es, tal y como lo he mencionado varias veces, sencillamente mi opinión. De ninguna forma gozo de estatus, cátedra o poderes sobrenaturales para manifestar mis reseñas como únicas y verdaderas... en primer lugar porque es una estupidez. Mis reseñas pueden ser: corregidas, criticadas, equivocadas y parciales. Precisamente por eso es una opinión, y el objetivo de dar a conocer mi opinión es, y siempre ha sido, iniciar el debate o la reflexión sobre el contenido de lo que leemos. No sólo de lo que leemos, entender que nos llena de eso, que nos molesta, que nos falta, que lado es el que lo llama. la racional, lo emocional o lo instintivo.

También, nunca he considerado que ser Fujoshi/Fudanshi deba ser un calificativo despectivo o tomado para describir la extravagancia y rareza. Sí, en Japón se utiliza como una autolesión de la misma persona para describirse, lamentando su propio gusto porque la sociedad lo considera algo enfermizo. Empero, la mayoría de los hispanohablantes no vive en Japón, la perspectiva y contexto cultural nos permite ver las cosas de manera diferente: con menos discriminación y odio a sí mismo. Y si somos más permisivos a lo variopinto de los gustos, ¿es necesario aferrarse a la descripción puntual del origen de la palabra que, por su transculturalización, ha hecho una metamorfosis en su connotación?

Estoy en desacuerdo con las generalidades que nos consideran, incluso entre nosotros mismos, una masa consumidora en busca del fanservice aberrante, con el único propósito de satisfacer sus necesidades primarias. Somos más que eso, no todos nos sentimos con la grandilocuencia de expresarnos o decir que nos regimos por el argumento, y eso de ninguna manera justifica ser denigrado o tomado a menos. Quien es Fujoshi, quien es Fudanshi puede leer o ver lo que se le antoje su gana, la pregunta que uno mismo se responde es: ¿para qué lo hago?


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