(De izquierda a derecha arriba: Ana, Kenya, Ishisuma, Marikson. Abajo: Yuki, Inma, Alex.)
La Ciudad de la Incógnita fue el segundo comic que ambicioné hacer en mis años pubertos. Sus trazos se limitaban a ser hechos a lápiz y con secuencias de viñetas simples, siguendo la secuencia de lectura de izquerda a derecha occidental. Este proyecto tuvo sus hiatus después de entrar al bachiller, y fue finalmente dejado cuando ingresé en la universidad. El motivo principal por el que le daba seguimiento a este trabajo era, en parte, por el apoyo de amigos y conocidos a los que también incluía en el comic... pero dado que dejé de frecuentarlos en bachiller (todos estuvimos en escuelas ó turnos diferentes después de la secundaria), esa presión y motivación produjo en parte que dejara este comic maltrecho descontinuado.
Otros detalles sobre el comic:
Básicamente es una especie de comic con tendencias de mangas (aunque varios le dicen manga porque no lo coloreo…se nota que no han visto Hetalia), de hecho me pregunto si debería llamarse comic, porque sólo uso lapicero y borrador (bueno, en las portadas uso plumas y colores, pero nada más).
La idea de dibujar el comic me vino en las vacaciones de verano, antes de entrar a 3ero de secundaria, mas o menos como a mis 14 años (si, por eso los dibujos del inicio apestan xO). En todo un año hice 5 tomos del comic (eso si es inspiración), y en preparatoria sólo llegue a hacer 3 tomos, llegando hasta el Tomo 8. Aparte de esos capítulos, también hice unos “capitulos cortos” que físicamente están engargolados con el Tomo 1, pero éste no se encuentra en la descarga, en parte porque fueron mis primeros intentos y porque me da una terrible pena ponerlos.
Yo comencé a dibujar cuando empecé la secundaria, como a eso de los 12 años, una edad que no sabré decir si es buena o mala, porque en mi salón de aquel tiempo habían otros dos dibujantes que empezaron desde 5to o 6to de primaria (y por alguna razón creo que yo fui la única que se tomo esto de ser mangaka enserio). Sinceramente, mis dibujos de ese tiempo eran malos, sin proporciones, viscos… cosas amorfas de las que tenían que adivinar que era.
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